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    UNA DE LAS PRIMERAS LECTORAS DE LA INICIACIÓN DE MOWGLI ENTREVISTA A SU AUTOR

    • Fecha:03-05-2014
    UNA DE LAS PRIMERAS LECTORAS DE LA INICIACIÓN DE MOWGLI ENTREVISTA A SU AUTOR

    María Ramos Trujillo, lectora de la LA INICIACIÓN DE MOWGLI entrevista a Guillermo de Miguel Amieva, autor del libro.

    MARÍA RAMOS TRUJILLO entrevista a Guillermo de Miguel Amieva, autor de LA INICIACIÓN DE MOWGLI.

    María Ramos, médico de profesión, es una lectora empedernida. Vive en Castellón de la Plana, y es madrileña de pura cepa. La relación que ha trabado con el autor deviene casual –aunque probablemente no haya nada casual–, surgida con motivo del encuentro en Facebook y de la lectura previa del libro de cuentos UNO, NINGUNO Y CIEN MIL, escrito entre José Cuevas, Amando de Miguel y el propio Guillermo de Miguel, que ella misma adquirió antes de conocerle. Como lectora se ha empapado de otros libros del autor de LA INICIACIÓN DE MOWGLI y al final se ha hecho amiga por consecuencia de la amistad común de Daniel Huerga. Mujer inquieta e intuitiva, inteligente, vivaz, vital, sociable y muy comunicativa, ha accedido a entrevistar a Guillermo de Miguel. Estas son sus preguntas. 

    MARÍA RAMOS–¿Cómo surge la idea del libro, Guillermo? 

    GUILLERMO DE MIGUEL–Creo que este libro estaba de algún modo predestinado a ser escrito. De pequeño, yo desconocía quién era el autor del “Libro de la Selva”. Rudyard Kipling quizás no es del todo conocido o no lo era tanto, entonces, en el ámbito del sur de Europa. Empecé a trabar relación con él durante la prestación del servicio militar en la Marina. Recuerdo que me llevé unas obras completas de literatura inglesa que contenían KIM. Kipling entró en mi vida con nombre y apellidos. A partir de ahí, los libros de Kipling y alguna película como “El hombre que pudo reinar”, pasaron a formar parte de mi acervo cultural. Esta película a la que me refiero, recuerdo que la vi, meses antes de mi iniciación, en compañía de un hermano. El día de mi iniciación, allá por diciembre de mil novecientos noventa y seis, el poema “Sí” de Rudyard Kipling estaba enmarcado en el salón de pasos perdidos de mi logia madre “Hermes Amistad nº 53”, al Oriente de Valladolid. Algunos veranos después, en un apartamento alquilado de Llanes (Asturias), me reencontré con otra versión de Kim que la arrendadora tenía en las estanterías y que, luego, yo me llevé a casa sin darme cuenta (o no). Si observamos la retrospectiva de este encadenamiento de sucesos, quizás podamos comenzar a pensar que escribir este ensayo no era algo que yo pudiera decidir del todo. Un día, compré un ejemplar del Libro de la Selva, el cual resultó un poco incompleto. Tuve la fortuna de que mi cuñado Humberto Ron me lo extraviara. Compré una versión más completa del LIBRO DE LAS TIERRAS VÍRGENES, intuyendo que podría contener claves masónicas. De esa lectura, comencé a desarrollar con mi hermano Kipling una nueva relación más profunda que, como puede verse, ha quedado impresa en el ensayo. 

    MARÍA– Háblame de la preciosa portada y de su autor. 

    GUILLERMO–La acuarela de Jesús Mateo Pinilla, mi querido hermano, creo que tampoco es casual y que, por tanto, se encadena en el orden de sucesos que al final terminan por componer el ensayo. El padre de Jesús Mateo Pinilla era un extraordinario pintor –aunque colega tuyo, neumólogo de profesión–. Le gustaba dibujar animales y leyó con voracidad El Libro de las Tierras Vírgenes. Al parecer, el padre de Jesús Mateo pintó imágenes para una versión editada del Libro de la Selva. Cuando le propuse a Jesús realizar una ilustración del libro, no lo dudó un instante. Quizás, el ofrecimiento ha sido una manera de reencuentro con su propio padre, cosa que nos gusta mucho a los que hemos sufrido esta traumática experiencia. Aparte de esta motivación, Jesús es un hermano muy querido para mí, con quien he desarrollado una cálida vida masónica en estrecha fraternidad. Como él dice, motivos no nos faltan a veces para discutir, pero la fraternidad es superior a las eventuales discordias entre nosotros. Jesús es un hombre muy completo. Arquitecto de profesión, educado en las maneras, sencillo y bueno. Es un referente en nuestra ciudad, carismático, sabe entablar relaciones con todo tipo de personas adaptándose a sus circunstancias sociales y económicas. Es licenciado en bellas artes, y, como masón, ha alcanzado los grados filosóficos más elevados, y cargos de importancia, como el reconocimiento de Gran Maestro Provincial de Castilla. Pero nuestra vida se desarrolla en nuestra logia Paz y Conocimiento de Palencia. En la acuarela, creo que Jesús ha logrado recrear una atmósfera esotérica que se corresponde plenamente con la idea del ensayo, y eso no es nada fácil. Es una obra dentro de la obra. 

    MARÍA–¿Qué hace diferentes a los lobos del resto de animales de la selva? GUILLERMO-Amando de Miguel destaca en el prólogo la importancia social de los lobos, su capacidad de dividir el trabajo para sobrevivir. Nuestros ascendientes primitivos debieron copiar sus mañas. Esta apreciación de Amando creo que da respuesta a la pregunta. Si Kipling quiso escribir una fábula en la que los animales establecieran una sociedad jerarquizada y sometida a normas sabias de experiencia, parece lógico que eligiera a los lobos como personajes idóneos del relato. No obstante, no podemos olvidar tampoco, que el libro tiene otros animales unidos a la manada, como Baloo o Bagheera, o la serpiente Kaa, que participan de lo que Kipling denomina “los pueblos libres de la selva”, es decir, aquellos que son civilizados porque tienen jefes, memoria, tradición y normas de experiencia sabias. Al parecer, según nuestro sociólogo Amando de Miguel, los lobos, ya en el plano de la realidad, son los animales que más se relacionarían con estos comportamientos grupales. MARÍA–¿Cuál es el significado de la luna masónica? 

    GUILLERMO–La masonería moderna (llamada especulativa, en contraposición a la masonería operativa de los constructores de catedrales) centra parte de su ritual en la simbolización de la dualidad de contrarios. La unidad primordial, el principio universal creador, lo inmanifestado (Dios, Alá, Jehová, la causa suprema eficiente, sea cual sea el lenguaje o las creencias de cada masón), se manifiesta en la Tierra mediante la dualidad de contrarios, los pares de opuestos (lo bueno y lo malo, lo blanco y lo negro, lo hermoso y lo feo, el calor y el frío, etcétera…). En este orden de cosas, la luna se opone al sol y ambos forman parte decorativa del templo masónico. La luna representa la intuición, en contraposición a la razón, que representa el sol. La vía de acercamiento a la sabiduría que practica la masonería no se queda únicamente en el racionalismo moderno, sino que no obvia la vía intuitiva o analógica a través de la cual, muchas veces, somos capaces de llegar a la sabiduría. Pero la luna también simboliza lo femenino, en contraposición a lo masculino. La noche en contraposición al día. El solsticio de invierno en contraposición al solsticio de verano, dos fechas muy señaladas para los masones y de profundo significado esotérico. Añadiría que todos los contrarios, se refunden en el ternario y que en el ternario retorna la unidad. La noche y el día se encuentran en el crepúsculo, en la penumbra donde nada es día y nada es noche. El hombre y la mujer se reencuentran en la carne que engendran. El gris, ese color hermosísimo de tu cabello, es el ternario que refunde el blanco y el negro, luego tu pelo simboliza el retorno a la unidad primordial que contiene todo. 

    MARÍA–El fuego purificador es protagonista de muchas fiestas populares. ¿Tiene algún sentido más para los masones? 

    GUILLERMO– ¡Claro, María!. El fuego, al que Kipling se refiere en el relato como “la flor roja” (metáfora hermosísima), es uno de los elementos que configuran una de las cuatro pruebas por las que el candidato ha de pasar si quiere ser iniciado. Los cuatro elementos herméticos de formación de la vida, tienen su reflejo en la prueba de la iniciación masónica, El fuego es el último de los elementos iniciáticos, el definitivo, conjuntamente con la tierra, el aire y el agua. Tiene el significado purificador que le han reportado otras tradiciones profanas a la masonería, pero también simboliza el amor como finalidad última de la Orden. El fuego simboliza el calor y el calor que se transmite a los hermanos es el medio para vertebrar la fraternidad. El fin de la masonería es la fraternidad. Los rituales y el conocimiento esotérico solo son simples medios para llegar a este fin. 

    ARÍA– ¿El rito de Iniciación es el más importante en la vida del masón? 

    GUILLERMO–Indiscutiblemente. El rito de iniciación es un psicodrama cuya implicación esencial radica en establecer el principio como igualdad del fin, resultando que, cada iniciación que el masón comprende en otros posteriores a él, refleja el aprendizaje que va adquiriendo y su evolución a través del rito ordinario. Todo está en el principio y nada que pretendamos alcanzar al final se justifica si varía el principio. Si variamos el rumbo no llegaremos al mismo sitio. El destino tiene correspondencia con el principio. Además, la Iniciación es muy bella. Resulta un componente ceremonial formal que, no obstante, no necesariamente implica la iniciación material o sustancial. Ésta se produce más tarde, mucho más tarde, se va decantando con el sedimento del tiempo y quizás nunca se alcanza del todo. De ahí la belleza del recorrido. El masai tiene un rito formal de iniciación a la madurez mediante la caza de un león. Pero ¿siempre se da la correspondencia de la madurez del masai con el acto de cazar el león? 

    MARÍA–¿Crees que son tan importantes los ritos y la jerarquía para la supervivencia, como aparecen en el libro? 

    GUILLLERMO–Ninguna sociedad puede sobrevivir sin tradición. La tradición comporta que los maestros más sabios enseñan los valores sobre los que se sustenta una sociedad, un grupo, o, a escala mayor, una civilización. El ritual es una manera de transmitir la sabiduría o de conseguir cualquier fin determinado. Desconfío bastante de lo inmediato. No me convence. Entiendo que lo mediato, el método, proporciona mayores garantías de éxito para la consecución de las cosas. Yo pertenezco a un gremio, los abogados, incardinados en el mundo de la justicia. Estoy acostumbrado al proceso judicial, que es un verdadero ritual destinado a la obtención de la verdad (de hecho se llama ley de ritos). Es un método eficaz que hay que respetar, como lo es el acto médico, sometido a un protocolo y a unas pautas. Ese ritual protocolario de obtención de la verdad o de la sanación procede de una experiencia previa, de un conocimiento que nuestros antepasados han ido logrando. Ha habido una transmisión del conocimiento por parte de los jueces y letrados más sabios, o de los médicos más sabios, el protocolo responde a normas de experiencia que conocen los más autorizados médicos o abogados. La medicina necesita respetar esa tradición médica mediante el protocolo. Si no, los resultados serían nefastos. La masonería tiene un método ritual para la consecución de la fraternidad y para la transmisión esotérica. La manda de Seoanne, también la tiene. 

    MARÍA–Sabiduría, fuerza y belleza para acometer las obras humanas.. ¿No es mucho pedir? 

    GUILLERMO–Te contestaré con otra pregunta. ¿Hay otra manera? ¿Cómo acometerías una obra determinada si no supieras lo que tienes que hacer (sabiduría), si no tuvieras determinación para aplicar la sabiduría (fuerza) y si no llegaras al resultado con armonía y equilibrio (belleza), entendiendo lo bello por lo bueno, lo que alcanza la finalidad perseguida, el equilibrio armónico? 

    MARÍA–Tú piensas que Kipling no escribió el Libro de la Selva para los masones sino para los profanos, qué crees que quiere transmitirnos? 

    GUILLERMO–Creo que quiso transmitir la importancia de la tradición, el respeto a la memoria, a los sabios, y a las leyes de experiencia como resortes insustituibles para mantener viva la civilización. También el amor por los semejantes, por todos los semejantes, mensaje propio de la fraternidad. Y creo que quiso mostrarnos en los monos Bander-log y en Shere Kan, el ejemplo maldito y el destino de aquellos que pervierten lo auténtico y se apartan de los principios que conducen al fin. 

    MARÍA– ¿Y a los masones? 

    GUILLERMO–Nada en particular. El relato no está escrito para nosotros, aunque evidentemente cualquier masón puede convertirse en un explorador, dotado de brújula, mapas y equipo suficiente para leer en clave esotérica el Libro de la Selva. Es lo que yo he hecho, convertirme en un expedicionario, poner el pie sobre un territorio que, en parte, estaba inexplorado. Es lo bello de esta aventura que he vivido. La vida es hermosa si la vives con un poco de pasión, de fuego. 

    MARÍA–¿Crees que el libro sigue teniendo vigencia? 

    GUILLERMO–Totalmente. La civilización occidental está decayendo. Hemos abandonado los principios que el Renacimiento y luego la Ilustración acuñaron para construir la cultura más respetuosa y tolerante de toda la Historia, la que mejores niveles de vida, mayor igualdad, justicia y tolerancia ha dejado sobre la faz de la Tierra. El dinero se ha convertido en un fin en sí mismo, no en el medio que los hombres del Renacimiento utilizaron para el mecenazgo y el logro de las grandes cosas. Pensamos que lo inmediato da frutos, huimos de lo mediato, del trabajo, del mérito. Preferimos el placer, la fama sin causa, el dinero fácil y no queremos descendencia. ¿Qué sociedad puede sobrevivir así? Una logia carece de sentido sin el ingreso de los aprendices, sin la renovación que la haga pasar la prueba del tiempo, y carece de posibilidad de sobrevivir si no se transmite correctamente la tradición. En la sociedad pasa lo mismo, nos estamos empezando a comportar como los Bander_Log y quizás la ciudad perdida del libro de la selva sea muy parecida a nuestro entorno. 

    MARÍA–¿Qué reflexión podemos hacer a partir del libro este momento de crisis de espiritualidad? 

    GUILLERMO–Que el amor es el sentido de la vida y que debemos emplear todos los medios a nuestro alcance para lograr una vida planetaria en equilibrio. 

    MARÍA–Para terminar ¿Cual crees que es el valor real del libro? 

    GUILLERMO–Si te refieres a LA INICIACIÓN de MOWGLY creo que su valor radica en explorar un territorio virgen, como las claves esotéricas encriptadas en el libro de la selva, cosa que hasta ahora creo que no se ha tratado con mucha profundidad. Por otra parte, revela el proceso de iniciación masónico de un modo personal, en el que se puede analizar tanto el propio proceso como mi percepción, ya como hombre iniciado, del mismo. Finalmente, creo que el ensayo nos revela el mensaje del que hemos ido hablando antes. La utilización de la tradición y el ritual como medios para la supervivencia de la civilización. La manada de Seoanne somos nosotros. Gracias, María.