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    CAFÉ MASÓNICO CON JAVIER OTAOLA

    • Fecha:22-06-2013
    CAFÉ MASÓNICO CON JAVIER OTAOLA

    Hoy tomamos un café con uno de los autores masones más conocidos del mundo hispanoamericano. Nacido en Bilbao, con muchos años de trabajo como letrado del gobierno vasco, labor que interrumpió temporalmente para ser síndico vecinal de la ciudad de Vitoria, donde es sumamente conocido y querido, este abogado y escritor es uno de los más destacados líderes intelectuales de la masonería de nuestros tiempos. Estamos hablando de Javier Otaola, toda una seña de identidad de la masonería entendida como una verdadera sociedad de pensamiento.

     

    Café Masónico.- Querido Javier, siempre es un placer tomar un café contigo por muchos que se tomen, y mira que ya hemos tomado unos cuantos.

    Querido hermano y amigo, yo creo que eres la cara más conocida de la masonería española y una de las más conocidas del mundo masónico de toda Hispanoamérica. Y no por falta de méritos. Eres el autor de obras clave del pensamiento masónico actual como tu famosísima Metáfora masónica –Masonería: razón y sentido, como yo la conocí hace ya tantos años– o con otras con una perspectiva tan interesante y novedosa como Masonería y hermenéutica. Es mucho lo que has escrito, tanto en libros como en publicaciones cortas, artículos, entrevistas, intervenciones en las redes sociales, en las que eres sumamente activo; fuiste casi un precursor, me atrevería a decir. Todo un esfuerzo de comunicación para mostrar a la sociedad que la masonería no son los dos clichés clásicos: su leyenda negra y la otra rosa. Y yo te pregunto ahora, ¿crees que los años te han dado la razón con este planteamiento tan característico tuyo de la masonería como filosofía, desprovisto de toda divagación esotérica y de cualquier otro matiz «oscurantista»? ¿Es hoy la masonería algo más claro que en aquellos difíciles comienzos tras el franquismo?

    Javier Otaola.- La masonería –como el ser humano– siempre está en proceso de esclarecimiento de sí misma, ya que en última instancia todo lo que merece ser llamado no es sino un método de esclarecimiento sobre el ser del ser humano y en segunda instancia sobre el ser de una sociedad verdaderamente humana. Ese esclarecimiento nunca se concluye y siempre está amenazado por la vanidad y por la confusión. Siempre vemos a través de un espejo oscuro. De todas formas las cosas están algo más claras, lo cual no es tampoco decir mucho porque tras el franquismo la masonería en España tuvo que levantarse prácticamente desde la nada. La radicalidad del método masónico es su filosofismo de raíz socrática –conócete a ti mismo– que puede adulterarse derivando hacia posiciones esotéricas y gnósticas, como si de una “iglesia secreta” se tratara, o limitándose a un mero activismo político y social , o incluso reduciéndose a una simple convivialidad adornada con ritos y mandiles.

    CM.- La masonería en la historia ha tratado siempre de «sobrevivir» a toda clase de obstáculos y represiones de unos gobiernos y unos estados que nunca la vieron con buenos ojos por las muchas dudas que suscitaba su más que discreta manera de actuar. Después de los casi 300 años que han pasado desde su fundación como masonería «especulativa» (¡qué palabrita, no conseguimos deshacernos de ella!), ¿no crees que es el momento de que simplemente «viva», no «sobreviva»?, ¿de que veamos la praxis masónica como una actividad humanista más, olvidándonos de esa extraña sensación de pecado original que hace que algunos sigan escondiéndose como si de algo potencialmente delictivo se tratara?

    JO.- Cuando decimos “masonería” estamos nombrando dos realidades relacionadas pero diferentes. De un lado la “masonería” como método de esclarecimiento personal, como tradición reflexiva –especular, viene de mirarse en el espejo– reflexionar es reflejarse, verse en el espejo del pensamiento, mirarse a sí mismo, verse en el reflejo de nuestros actos. “Masonería” es también, en segundo lugar, el movimiento asociativo que surge para poner en práctica ese método, para conservarlo y transmitirlo. Lo importante es la “masonería” como método y como experiencia “reflexiva”, el asociacionismo masónico es necesario para guardar y difundir ese método pero es un elemento secundario y está sometido como todo asociacionismo a coyunturas, vaivenes, tensiones y vanidades múltiples. La masonería como tradición reflexiva y método está muy viva en nuestras logias, otra cosa es el asociacionismo masónico que se va consolidando paulatinamente en España con sus divisiones y estilos en busca de un lugar al sol como una sociabilidad más; de todas formas nuestra querida España nunca ha sido un solar hospitalario para la Filosofía y por lo tanto una sociedad filosófica como la masonería siempre será muy minoritaria entre nosotros.

    CM.- Siempre me ha gustado tu respuesta al tópico de la masonería como sociedad secreta. Sueles decir que «la masonería no es secreta, ni siquiera tiene por qué ser discreta, es simplemente privada». ¿Crees que todos los masones comparten esta idea? ¿No habrá alguno que incluso se sienta molesto con si tratas de quitarle esa tradicional pátina de secretismo?

    JO.- El secretismo pudo tener sentido en otros tiempos como el siglo XVIII, pero desde luego es ridículo en los tiempos modernos y más hoy en la era de la comunicación Internet, Facebook y Twitter. Yo reivindico la masonería simplemente como una actividad privada, que goza de la protección del artículo 16 de la Constitución, forma parte de esa esfera de intimidad y reserva a la que todos tenemos derecho y que cada uno debe administrar según su criterio pero sin arrojar ningún manto de secreto o clandestinidad sobre la sociabilidad masónica. Ese secretismo que algunos hermanos cultivan no es sino una manera infantil de darse importancia.

    CM.- Es un hecho en todo el mundo que la masonería está perdiendo seguidores. En Inglaterra –el Reino Unido, ya la lo sabemos–, cuna de la masonería, en los últimos 30 ó 40 años la cifra de masones ha bajado en casi 300.000, al menos eso parecen reconocer las propias fuentes masónicas. En Estados Unidos las cifras también son preocupantes, sin hablar de otros países, en los que la masonería tampoco parece crecer, o de la propia España, donde el número de masones está estancado desde hace años. ¿Alguna idea de por qué está pasando esto? Permíteme la medio broma, ¿es posible que a la masonería le esté pasando algo similar a lo que le pasó al Partido Comunista de España, que cuando estaba en la clandestinidad tenía mucha más influencia en la sociedad que ahora, en plena democracia y libertar? ¿Necesita la masonería del sustento inmaterial del secreto para sobrevivir?

    JO.- En los términos de tu pregunta está la clave de mi respuesta. Nada de eso que dice es preocupante para mí; el éxito de la masonería como tradición reflexiva y como método iniciático no tiene por qué tener importancia social. Esa masonería anglosajona –que efectivamente está en declive– es para mí en gran medida una gloriosa cáscara vacía: la mayoría de las logias anglo-americanas se han convertido en un club social, una sociedad filantrópica y patriótica, algo semejante al Rotary Club o el Lion's Club, pero con mandiles y mucha prosopopeya. No hay apenas contenido “especulativo” y “reflexivo” en ese tipo de masonería, por lo tanto su éxito o su declive social me parece poco relevante. La comparación con el Partido Comunista no tiene mucho sentido pero deja suponer en tu pregunta la idea de que la Masonería tiene una voluntad de acción política y de poder. No es el caso. La Masonería no es un partido sino una Sociedad Filosófica que nos invita a cada uno de nosotros, en primer lugar a una reflexión existencial sobre nuestro ser, y en segundo lugar a un compromiso con una sociedad que salvaguarde y haga posible el florecimiento y despliegue de ese ser del ser-humano.

    CM.- Me gustaría preguntarte por un tema candente, yo creo que el más candente, que además se está haciendo cada vez más recurrente (he hecho aquí unas rimas sin querer). ¿Tiene vigencia la masonería a día de hoy? Son muchas las personas, masones o no, que se hacen esta inquietante pregunta.

    JO.- La masonería como método iniciático, como compromiso ético y como Sociedad Filosófica tiene hoy vigencia absoluta; el ser humano se juega su sentido en la pregunta sobre su ser; la masonería como iniciación a la pregunta del ser siempre tiene vigencia, quizá hoy más por la magnitud de las inercias sociales que pueden invitarnos a obviar esa pregunta. Ahora bien la masonería como Club social, como Sociedad Filantrópica, como Liga Laica o Patriótica…bueno, tiene una importancia relativa y por lo tanto una vigencia relativa.

    CM.- Explícame, querido Javier, el concepto del término «elitismo» en la masonería. Muchos creen que la masonería es una suerte de «club elitista» de difícil acceso (otros creen cosas bastante peores, ya lo sabemos).

    JO.- La masonería, al menos la que practica la GLSE que es la que conozco, no es en absoluto elitista si por elitismo entendemos la discriminación económica o social. La masonería exige un compromiso ético, un cierto esfuerzo intelectual y una voluntad de apertura y entendimiento de la pluralidad de lo humano que no a todo el mundo atrae.

    CM.- Tengo que preguntártelo. Sin caer en el proselitismo, del que tanto renegamos, ¿qué le dirías tú a un profano (a mí me gusta más decir «alguien que no es masón») que esté leyendo esta entrevista sobre la razón de ser de la masonería? Qué respuesta le darías a su eterna pregunta: «Pero, ¿qué es en realidad la masonería?».

    JO.- La masonería encuentra su razón de ser en el método iniciático del que se sirve para introducirnos en la reflexión radical y personalísima sobre nuestro ser. Es método tiene origen en la actividad humana de la construcción, en la experiencia personal y colegiada de la fraternidad humana y nos proponer participar afectiva e intelectualmente en la vida de una hermandad –la logia– que co-reflexiona sobre esa experiencia de la autoconstrucción a partir de la hermenéutica de determinados símbolos y ritos. La masonería es una Sociedad Filosófica que adopta la sociabilidad de una Fraternidad.

    CM.- Y ya para terminar una breve encuesta telegráfica.

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    ENCUESTA RÁPIDA

    Una imagen de la masonería… La Escuadra y el Compás.

    Un olor especial en la logia… La cera que arde e ilumina.

    Una pieza musical para abrir una Tenida (Columna de la Armonía)… La Primera de las Goldberg variations de Bach por Glenn Gould 1955.

    Una para cerrar los Trabajos… De Cannonball Adderley, Autumn Leaves.

    Un Rito… ¿y por qué no otro?... Todos valen, pero amar es preferir y yo prefiero el Rito Escocés Antiguo y Aceptado.

    Un hermano o una hermana… José Luis Cobos.

    Una ceremonia (masónica)… La Leyenda de Hiram.

    Un momento de una Tenida… El encendido de luces.

    Un personaje histórico para tomar un Café Masónico… Don Fernando de Los Ríos.

    Tu mejor ágape masónico… En Estambul con los hermanos de L’Étoile de L ‘ Orient.

    Una plancha excelente o un buen Café Masónico con varios hermanos… Una sobre el simbolismo del Laberinto me impactó…, y todos los Cafés masónicos son memorables.

    Un país para la masonería… España.

    Un deseo para la masonería… Uno triple: Sabiduría, Fuerza y Belleza.

    Un lamento por la masonería… Nunca lamentarse, siempre esforzarse.

    Para terminar, ¿por quién brindarías para terminar un ágape?... ¡Por todos nosotros!

    Muchas gracias, querido Javier, no me cansaré nunca de escucharte.